Llegamos a Bosnia y Herzegovina casi por casualidad. Siempre hemos sabido que ese país está en algún lugar del sureste de Europa y que la guerra de los balcanes se cebó particularmente con este país.
Comforme nos íbamos acercando la curiosidad por descubrir Bosnia y Herzegovina aumentaba. Es entonces cuando decidimos pasar por aquí.
Primeramente fuimos a Banja Luka, una ciudad de la República Serbia (de Bosnia y Herzegovina). Quedaba a medio camino entre Zagreb y Sarajevo. Una vez allí vimos que la cultura era parecida a la de Croacia, con unas infraestructuras un poco más pobres.
Estuvimos con una chica encantadora que conocimos con CouchSurfing
Nos enseñó la ciudad y nos dimos cuenta de lo acogedora que era. Organizan todo tipo de festivales y hay mucha gente en las calles, tomando café o paseando.
En Sarajevo vimos la Bosnia más musulmana. Aquí la mezcla de culturas es impresionante. Parece que estés en otro continente.
Para llegar a esta ciudad cogimos un tren. Las infraestructuras no están muy bien así que tardó unas 5 horas para recorrer menos de 200 km.
Nos pasó lo mismo cuando quisimos ir desde Sarajevo hasta Split. Para hacer menos de 300 km estuvimos 7 horas en la carretera.
La naturaleza del país es impresionante y vale muchísimo la pena. Hay que tener cuidado con las minas antipersona. Aún quedan minas sin desactivar por todo el país y cada año se cobran la vida de algunas personas.
A pesar de esto es un país para visitar. No os arrepentiréis si vais a Bosnia y Herzegovina.