Yo soy Beatriz tengo 22 años y mucho antes de entrar al mundo laboral ya sabia que ocho horas en una oficina era fruto de infelicidad. Ahora ya lo he podido comprobar. Motivada sin duda, por otros muchos que ya han tomado el control de sus vidas y de su felicidad, empiezo junto a mi amigo Nil, una aventura con muchas dudas, pero con la firme certeza de que esto es solo el primer paso para un cambio de por vida.

Para definirme podría decir que soy Ingeniera Química, que me gusta componer canciones de rap y que me considero una chica creativa, pero todo eso sólo son palabras. En el juego de la vida que nos ha tocado experimentar a ti y a mí, el objetivo que me empuja y me late es simplemente el placer de ser por mi sola.

Emprender este proyecto no es otra cosa que responder a la demanda que me exige la vida. Se me está indicando que no debo conformarme con una vida que no quiero. Que no me alegra el corazón todas las mañanas y que no representa un motivo de satisfacción plena.

He intentado comprar el discursito de, estudia para tener un “buen” trabajo, tener una “buena” casa un coche unas “buenas” vacaciones y así ser “feliz”, hasta el día de tu jubilación dónde “podrás” disfrutar de la libertad.

Se acabó. No he podido. No me convence. Es más, me siento infeliz. Mi felicidad reside en el espíritu.

Ahora disfruto de mi libertad aquí y ahora. Este proyecto es una apuesta por la verdad, esa que tanto intentamos ocultarnos entre nosotros en esta sociedad que hemos creado y que muy a nuestro pesar defendemos por miedo.

Es muy simple, dedicamos la mayor parte del día a una sola actividad (trabajo) y el poco tiempo restante lo tenemos que gestionar en cubrir nuestras necesidades básicas como cocinar, ejercitarse, relacionarse, culturizarse, limpiar, amarse, reírse, relajarse, dormir, descansar, divertirse, etc. Simplemente no nos da tiempo y por eso surge el estrés, seguido de la depresión, el insomnio y un sinfín de enfermedades.

¿Porqué hemos permitido llevarnos a estos extremos? ¿En que momento nos desconectaron los cerebros de nuestro verdadero propósito? ¿Y cuanto vamos a tardar en reaccionar?

Todos intentamos hacer de nuestra vida un proceso agradable y acogedor, pero cuan en serio nos lo tomamos, cual es la realidad de las acciones que llevamos a cabo para lograrlo.

La realidad es que vamos sobreviviendo a base de parches, de pequeñas acciones que nos hacen no ser tan infelices.

Nadie te pide que sepas ya lo que quieres hacer con tu vida, ni siquiera tienes que amargarte por buscar algo que te vaya a hacer feliz toda la vida.

Dedícate a algo que te guste dicen, pretendiendo que te pases el resto de tu vida dedicándote a eso. Lo que hoy te hace feliz no tiene porque hacerlo mañana, así que no esperes a que sea tarde para hacerlo.

¡Atrevámonos, lancémonos al vacío! Tanto si sabes lo que quieres como si no lo sabes deja los parches y construyamos un mundo nuevo, un mundo mas natural.

Si algo he aprendido de la vida, es que ella es nuestra madre y nunca nos lastima. Siempre, constantemente nos indica el camino, porque lo que creó la vida no la creó para destruirla, la creó para cuidarla y mantenerla.

Desaprendamos todos los programas inconscientes que nos limitan, y recordemos como escuchar a nuestro ser interior.

Disfrutemos de las emociones positivas y de las negativas ese es el secreto.

Solo hay que dar el primer paso, dejar tu trabajo, separarte de tu pareja, dejar esa carrera, ese grado, hacer ese viaje, comprar ese billete, aceptar esa cita, lo que se te indique porque el corazón indica y es nuestro deber obedecerle.

La razón limita y es nuestra función dominarla.

¡Te quiero, la vida te quiere!