Eslovenia un paraíso desconocido para mucho. El simple hecho de pronunciar el nombre de su capital ya resulta un motivo para seguir dejándolo en el olvido.
Pero la vida es sabia y siempre coloca las cosas en su lugar. Por eso nos llevó directos a descubrir los secretos de la costa de Eslovenia.
Pasamos la noche en Trieste, Italia, dónde al buenazo de Giulio le brotó el santísimo deber de ayudar al prójimo y nos dio cobijo cuando más lo necesitábamos. A la mañana siguiente el mismo nos cruzó la frontera con Eslovenia y nos dejó en Koper.
La caravana, uno de los secretos de la costa de Eslovenia
La primera misión en Koper era encontrar la caravana de Gregor, otra persona que tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Él es uno de los secretos de la costa de Eslovenia que más os animamos a conocer.
Lo podréis encontrar en Coutchsurfing o mediante nosotros. Os facilitaremos su contacto. Es un amante de los viajes, pero a un nivel estratosférico.
El solito decidió comprar una parcela y una caravana de camping exclusivamente para ofrecerla de manera totalmente gratuita a los viajeros. Ha dedicado años y horas de esfuerzo para adaptarla y acomodarla.
No tiene ni agua, ni luz, ni baño, ni cocina. Así que ya os podéis imaginar lo locos que nos volvimos cuando llegamos uno de los días a la caravana a las 18:30 de la tarde y ya era oscuro. Los móviles sin batería y sin internet.
Felicidad en la cara de Nil al llegar a la caravana.
Primera noche descubriendo los secretos de la costa de Eslovenia
La primera noche en la caravana no fue demasiado difícil. El reto fue soportar el largo camino desde el centro de Koper hasta la caravana con la inmensa mochila a la espalda.
Es un buen momento para odiar la vuelta al mundo o rendirte a la belleza del paisaje esloveno.
Segundo día descubriendo los secretos de la costa de Eslovenia
El segundo día ya fue otra cosa mariposa. Nos levantamos más cansados que nos fuimos a dormir. Esas malditas mochilas que llevamos pesan una barbaridad.
Teníamos todo el día por delante y muy pocas ganas de hacer nada. No os lo voy a negar, estaba un poco frustrada, porque ese cansancio me tenía invalida mentalmente.
Nil tenia pensada una excursión de cuatro horas hasta Portoroz, uno de los secretos de la costa de Eslovenia más valorados.
Cuando yo escuché cuatro horas, quería irme a mi casa y vivir el típico domingo de comer con la familia y beberme una birra.
Sin embargo, como somos lo más cabezota que hay, si vamos a la costa eslovena la visitamos.
Salimos rumbo al paseo marítimo de Koper. Éste conecta con todos los secretos de la costa de Eslovenia, Izola, Piran, Portoroz y Ankaran.
De camino a Izola.
Piscinas naturales de Koper, más secretos
Durante el camino hacia Izola, nos encontramos lo que parecía un polideportivo municipal. Investigamos un poco para ver si nos podíamos duchar. Como en la caravana no había agua, la ducha no formaba parte de nuestra rutina.
Después de dos vueltas tontas, entramos en un recinto que daba directamente al mar. Nuestra sorpresa fue cuando vimos un murito de yeso alrededor del mar creando una piscina natural.
Mira, se nos iluminó la cara. Que lugar tan encantador para darse un bañito y lavarse un poco con agua de mar.
Nos tumbamos un rato a tomar el sol con la intención de entrar en calor. Cuando ya no sabíamos como alargar mas el momento, nos levantamos y nos pusimos el bañador. La gente de alrededor se pensaría que éramos rusos o algo así.
Qué risas cuando veo que el Nil va to decidido a meterse y pega un chillido con el primer pie dentro. Al final se tiró y yo detrás. Esa agua yo no se ni como seguía líquida. Estaba más fría que el diablo.
Piscinas naturales en el mar de Koper.
Visita a Izola, un lugar encantador
Ese bañito nos dejó como nuevos para seguir. Andamos una hora más hasta llegar a Izola. Un Domingo en Izola, es como estar en la caravana. No hay ná, a primera vista.
Lo suyo es irse a la costa, al puerto que tienen con todos los barquitos amontonados. Los eslovenos tienen poca costa, pero la exprimen al máximo. Tienen más lanchas de paseo que todo el caribe junto.
No obstante, la playa de Izola es un lugar muy acogedor. Hay muchos bares, ambiente, las calles son muy bonitas y los barquitos en la orilla ofrecen un encanto pintoresco al mar.
La comida y la bebida no tienen precios inflados como las partes turísticas de Italia. Una cervecita de medio litro cuesta 2,5€ y una buena pizza entre 8 y 9€.
Después de disfrutar de una cervecita en mirando a la brisa del mar cogimos un autobús a Koper por 1,80€ cada uno.
Barquitos en el puerto de Izola.
Llegar a la Caravana después de visitar Izola
Llegamos a las 5 y media de la tarde. Destrozados en vida. Hasta comer nos costó. Recogimos lo más rápido que pudimos y nos acostamos.
A las siete y media de la tarde me levanté, pues no concebía dormir hasta el día siguiente. Nil en cambio prefirió alargarlo hasta el próximo rayo de luz.
Estábamos la oscuridad y yo a solas en un espacio de un metro cuadrado. Así que el miedo melancólico no dudo en visitarme.
Tenía todo el tiempo del mundo para mi y sin embargo quería huir. Me sentía sola, desamparada, la vida no tenia sentido. Cara a cara con el vacío existencial. Nada nuevo por supuesto, lo conozco de sobras, somos amigos de la infancia ajajja.
Cerré los ojos y me rendí al momento. Eso era lo que había venido a experimentar y ahora tenia la oportunidad. Dejé de resistirme. Me recordé a mi misma, que, si mi propia vida sin mas no es suficiente, nada lo será nunca.
Después de estar en silencio un rato me puse a leer el libro de invitados que tiene Gregor en la caravana, escribí en el diario, escribí rap y salí a mirar las estrellas.
Éste último paso me recordó que no somos los que tenemos el poder. El poder es de eso que lo ha creado todo y no debemos tenerle miedo. Así que me fui a dormir dispuesta a seguir en la conquista de la paz.
La caravana de noche, no light no water 😉
Por último
Recalcar que en la costa Eslovena se respira mucha paz. El ambiente invita a hacer deporte en familia, en pareja con amigos o con animales. Invita a sentarse al sol y tener una buena conversación.
Invita a comer en bares pequeños de pueblo como el «Tavola Calda Da Bepi«. Allí degustamos uno caldo de verduras exquisito con vino autóctono del bar y de postre un Apple strudel, típico postre de la región. Todo ello por 10€ y en un lugar muy acogedor.
También pudimos degustar un rico vino blanco de la zona, en el local principal del pueblo. Que por cierto no cierra los domingos. Éste se encuentra en la plaza principal de Koper al lado del rectorado de la universidad. La copa de vino tiene un precio de tan solo 1€.
Esperando nuestro manjar en el bar Tavola.
Animo y saludos chicos. Aprovechen cada momento, que cuando vengan de regreso a BCN (entrando por Lleida por supuesto) ya sentirán nostalgia y extrañarán lo vivido.
Gracias Jose Manuel, por supuesto por Lleida capital de la Franja jajajaja. Un abrazo molto grande 🙂