Después de pasar unos cuatro días en Milán como reyes, tocaba seguir. El último intento de hacer más de 300 km en autostop nos dejó un amargo sabor. Así que decidimos tomar medidas serias para el nuevo objetivo, Verona.
Consejos para el autostop en Milán
Uno de los cambios que hicimos fue proponernos un recorrido más corto, de entre unos 150-200 km máximo. Así que en lugar de ir a Venecia como teníamos pensado, decidimos parar en Verona.
La otra variación que hicimos fue empezar el autostop tarde. Desde que empezó la vuelta al mundo siempre hemos tenido éxito iniciando el proceso después de las once de la mañana.
Comenzar a las nueve no nos trajo surte. Encima nos pasamos todo el día y fue bastante duro. La filosofía ahora volvía a ser la inicial. Yo hago mis cosas y luego si eso autostop.
Así que desayunamos con las calmas. Luego preparamos las mochilas, sin prisas. Dimos una vuelta por Milán, donde visitamos el museo Boschi di Stefano.
Finalmente volvimos a casa, preparamos la comida, comimos, descansamos una media horita y nos dirigimos a la gasolinera que indicaba Hitchwiki.
Esta vez el lugar de partida tenía más buena pinta. Debíamos coger el metro de Milán hasta Cologno Norte. Una vez allí salir por el lado derecho donde había un parquin muy grande de coches.
Después continuar en dirección a la autopista. Al llegar a un puente debíamos desviarnos a la derecha y cruzar un campo arado, unos 200m. Al final de ese campo había una puerta, la cual saltamos porque estaba cerrada.
Después estábamos a 20 m de la estación de servicio indicada por la web. Aunque ésta no se encontraba en la carretera principal que llega a Verona, sí que en la que se coge para salir de Milán hacia allí.
Atravesando el campo de plantaciones antes de saltar la valla.
Llegamos a las 15:30 sin cartel, la cual cosa a mi personalmente me incomodaba. El hecho de ir sin cartel hace que el autostop sea más invasivo.
Dos chicos con dos mochilones preguntando coche por coche que si van a Verona. Independientemente de que la vergüenza no sea algo de lo que nos alegramos, no da mucho gusto ver como te miran desde lejos pensando estos dos que quieren.
En fin, sin cartel no te queda otra. No había mucho tráfico en esa estación precisamente, de modo que no es de extrañar que todas las respuestas nos dejaran en tierra.
El Cartel para hacer autostop
Medio indignada y frustrada, con apenas media hora de espera, un ápice de voluntad me impulsó a buscar un cartón con el que hacer un cartel. El cartel del autostop ahora es mi zona de confort, lo necesito ajjajaja.
Personalmente recomiendo mucho el cartel para hacer el autostop. Pienso que es un método no invasivo que permite al conductor tener una idea fija de qué buscas.
Sin embargo es cierto que la comunicación directa con el conductor ameniza mucho más la situación. Crea un clima de confianza que en la distancia con el cartel asedas no se logra.
Mi recomendación sobre el autostop es combinar las dos opciones, cartel y preguntar.
Para hacernos el cartel del autostop, pregunté en todas las tiendas y nada. Les pregunté a los trabajadores que rondaban por la gasolinera y me señalaron la zona de las basuras. Allí encontré un par de cajas de las que arranqué las paredes más grandes.
Después les pedí un rotulador y uno de ellos me sacó el típico bolígrafo. Al no verme muy convencida me quitó el cartón y se puso el a escribir Verona de manera vistosa. La verdad es que efectivamente no se veía tan bien, pero hacía el apaño.
Empezamos entonces a mostrar el cartel. Los minutos iban pasando y nadie se paraba. En mi cabeza solo rondaba la desesperanza y la ansiedad de necesitar que alguien nos recogiera.
Inicios con el cartel.
Pasando el rato en la estación.
Fue entonces que me di cuenta de que estaba dándole demasiado poder a esa necesidad y cogí el libro de Un Curso de Milagros.
Siempre lo llevo en la mochila para cuando me siento en vibración negativa, lo abro por una página aleatoria y espero a que el universo me hable a través de ella.
No estaba equivocada. La primera frase que leo es “Por favor, muéstramelo”. El curso dice que esta es una de las frases con más poder que nos podemos decir.
Representa la potestad que tiene la vida de decidir lo mejor para nosotros, que no siempre ha de coincidir con lo que nosotros creemos que ha de pasar.
En ese momento entendí que fuera lo que fuera que pasase esa tarde, sería lo mejor. Entonces dejé de sentir esa ansiedad que me provocaba miedo y desesperanza y empecé a disfrutar del aire, del sol y del Nil.
No sé muy bien que sentía él en esos momentos, pero creo que tampoco estaba en plena motivación.
Cuando me vine a dar cuenta le estaba explicando a un hombre que queríamos ir a Verona que si el estaba interesado. A los diez minutos estábamos rumbo a Bergamo.
Se trataba de un hombre rumano con su mujer que iban a Bergamo una ciudad a unos 50km de Milán y muy lejos de Verona.
No osbtante cuando nos ofreció acercarnos hasta allí, Nil y yo nos miramos. Mentalmente los dos pensamos, siempre para adelante, así que aceptamos.
Resultó ser un hombre muy simpático y bastante sorprendido por nuestra aventura. Nos dejó en otra área de servicio mucho más grande, ahora sí en la autopista que conecta directamente con Verona.
Francamente ya no nos quedaba otra que rendirnos a los caprichos de la vida. Yo ya miraba el interior del área de servicio para ver si allí podríamos pasar la noche medio decentemente.
El atardecer estaba a la vuelta de la esquina y aún nos quedaban por recorrer unos 180km. Empezamos de nuevo a mostrar nuestro cartel. El tiempo no dudó en avanzar.
De repente una carita sonriente aparece de detrás nuestro. Nos miró alegremente unos segundos hasta que reaccionamos. Era una chica joven de unos 25 años que nos ofrecía llevarnos hasta un pueblo muy cercano a Verona, Peschiera de Garda.
Nos falto tiempo para aceptar sabes. Metimos las mochilas como pudimos en el maletero y nos montamos detrás con su perrita Carla.
La chica iba acompañada de una amiga, las dos muy simpáticas. Nos enseñaron música italiana, comimos chuches y compartimos un buen rato. Nos enteramos de que está prohibido hacer autostop en Italia.
Al final del trayecto en Peschiera Nil se llevó un portazo de maletero en la sien. Una de las chicas cerró sin verlo y ¡pam!
Tras nosotros el lago de Garda, el más grande de Italia.
Después en Peschiera cogimos un tren por 3,55€ con una duración de 15 minutos hasta Verona. Allí nos esperaba Julia, una couchsurfer muy simpática que nos ha sorprendido mucho.
Profesora de Ingles polaca enseña desde nativos que quieren enseñar Ingles hasta personas depresivas, pasando por ejecutivos de empresa.
Budista desde los ocho años, medita, tiene miles de tes en su casa y tiene una voz muy dulce. En conclusión, un encanto de persona.
Mañana volvemos a la carga para irnos a Venecia. Sólo Dios, la vida, el universo o como quieras llamarlo dirá dónde acabamos y cómo.
Sois increíbles!! Estoy enganchada a vuestras historietas <3
tu si que eres increíble! te queremos pelirroja