En varios momentos podemos vernos en la más larga soledad. Nos provoca aburrimiento, frustración y hace que la vida pierda un cierto sentido al no ser compartida. Desde mi retiro en la soledad en Suecia se me han ocurrido dos maneras de gestionar la soledad.
Por encima de estas dos soluciones que voy a proponer está el darle la mínima importancia posible a la soledad para así gestionarla de manera madura, desde la voluntad de encontrarnos bien con nosotros mismos y no desde la desesperación. Si la desesperación te envuelve en algún momento, pon música y da gracias por todo lo que tienes, enumerándolo.
Las dos soluciones que voy a proponer son la creación de estímulos activos y el aprendizaje.
Estímulos activos
¡Basta ya de poner una película o ver las fotos de Instagram una y otra vez! Cada vez es más difícil encontrar entretenimiento. Sólo tenemos que encender una pantalla y sumergirnos en una realidad virtual paralela. Pero, ¿es esa la manera en la que quieres entretenerte?
Las pantallas son una forma fácil de entretener pero cuando nos encontramos en periodos largos de soledad no queremos estar mirando una pantalla pasivamente durante días o semanas. Es por eso que hay que buscar alternativas de gestión. Crear videos en vez de verlos, escribir en vez de leer, dibujar o hacer fotografías en vez de ver fotos ajenas durante horas.
Mirar el entretenimiento desde este punto de vista nos ayudará a desarrollar la creatividad y a hacer aflorar ese artista que todos tenemos dentro. También crearemos recuerdos del momento y los podremos compartir con quien queramos.
Aprendizaje
La segunda de las opciones y muy ligada a la primera en cierto modo es aprender aquello que siempre hemos querido saber. Podemos aprovechar el tiempo de soledad para empezar a tocar la guitarra, estudiar un curso online de nutrición o navegación, cocinar nuevas recetas de los lugares más exóticos o para ponernos de pie en una tabla de surf.
Siempre podemos decidir dejar la soledad a un lado y empezar a conocer gente. Si tienes esta opción no dudes en usarla si te encuentras en un momento de bajón. La soledad debe de ser una elección y no algo a lo que nos veamos forzados.
De todas formas, es muy importante saber estar con nosotros mismos y aprender a disfrutar de nuestra compañía. Por esto mismo creo que es un ejercicio muy enriquecedor alejarnos de la sociedad de vez en cuando para mirar dentro de nosotros a través de unos días de retiro.
Mi experiencia personal en Suecia es de muchas horas gestionando mi soledad. Al principio me daba miedo estar forzado a no tener a nadie con quien hablar y compartir el cien por cien de mi rutina diaria.
Ahora, después de un mes, he dibujado, escrito, leído, visto series y he aprendido sobre web, mucha navegación, electricidad y estoy en proceso de comprarme una guitarra o un ukelele.
He aprendido a gestionar mi soledad con una rapidez y facilidad que no esperaba. Quizá la clave está en tener la voluntad de gestionar la soledad y no rechazarla al tratarse de algo que puede parecer incómodo.
Puedo decir que soy feliz con mi única compañía y también que tengo ganas de estar rodeado de gente.