Tu compañero de viaje es la persona con la que vas a estar 24 horas, con la que vas a tener que decidir cada pequeño paso, y con la que vas a compartir todas tus emociones. Esa persona será tu espejo. Será tu reflejo, y te ayudará a identificar tus debilidades y también tus fortalezas.

Es fácil confundirse y pensar que tu compañero de viaje tiene la culpa de tus males, de tus flaquezas emocionales, engañarse y pensar que te están limitando la libertad, que sin tu compañero todo iría mejor.

La vida te ha puesto delante un reto. El reto de la convivencia. Y el universo es tan sabio que te lo pone fácil. Te pone fácil la posibilidad de darte cuenta por ti mismo de tus propios fallos a través de tu compañero de viaje. Mejorando tus habilidades emocionales, indagando en tu propio interior, solucionarás los problemas de convivencia.

Es muy fácil culpar a personas con las que tienes mucha confianza, con las que has pasado mucho tiempo. Estamos culpando a alguien muy cercano a nosotros, ¿no es eso lo más parecido a culparnos a nosotros mismos? Después de tanto tiempo juntos, nos empezamos a confundir el uno con el otro, nos volvemos la misma persona. Es fácil, para mentes adormecidas, confundir la realidad. Has pasado el terreno físico y superficial con tu compañero de viaje, ahora has ido más allá. La conexión es tan fuerte que empezamos a ver el interior, y nosotros mismos afloramos a través de nuestra visión de la otra persona.

El miedo y nada más que el miedo a acercarnos a la realidad de nosotros mismos nos hace rechazar. Rechazamos cualquier conducta en la que se reflejan nuestros miedos y debilidades. El rechazo se realiza a través del ataque. Atacando esa conducta o confundiendo tu mente con otros engaños y mentiras que te distraen y afianzan tu ego.

Una cualidad que es muy fácil de identificar en nosotros mismos a través de nuestro compañero de viaje es la flexibilidad. ¿Qué hay más importante que la flexibilidad cuando viajamos? Seguramente pocas cosas. Ser flexibles nos lleva cerca de la libertad. Uno puede pensar que el hecho de tener que cambiar nuestro plan o decisión nos coarta nuestra libertad. No se puede estar más errado, el hecho de aceptar cambios en tus planes y abrirte a las nuevas posibilidades que se te brindan es la verdadera libertad.

Nuestro ego nos hace pensar que nuestra decisión es la correcta. Los planes mentales que nos hemos creado en la individualidad del ego parecen inamovibles. Simplemente preguntándonos si de verdad nos importa ese cambio de planes, habremos identificado los engaños a los que hemos estado sometidos por nuestro ego. Prácticamente en la totalidad de las ocasiones, no nos importa cambiar lo que estaba establecido. Haciendo este ejercicio, poco a poco, veremos cómo ese mensaje negativo, de confrontación y de falta de flexibilidad se dejará de transmitir a través de nuestro entorno más cercano.

Haciendo este ejercicio de confianza en nosotros mismos y en nuestro entorno nos estaremos ayudando a nosotros mismos, a nuestro o nuestros compañeros de viaje y estaremos mejorando la salud de nuestra relación.

Este capítulo se puede aplicar a cualquier relación íntima. Tu pareja, tu compañero de piso o de clase, ¿qué son sino compañeros de viaje? El hecho de viajar propone un reto adicional por la cantidad de decisiones que se tienen que tomar en cortos periodos de tiempo. Además, una dificultad añadida es la soledad que supone viajar. Muchas veces, la única persona que está a tu lado es tu compañero de viaje, nadie más. El aburrimiento también es otra dificultad añadida. La interacción es constante y en estas circunstancias el miedo es, como siempre, tu peor enemigo.

No hay que olvidar, que como ya hemos dicho, todo este proceso es una oportunidad para darnos cuenta de nuestros propios errores. No intentes evitar la situación, afróntala y trabaja en ella. Es el mayor regalo que un viaje te va a aportar.

Una vez cambiemos de ambiente y decidamos viajar a solas nos daremos cuenta que los problemas que surgían en compañía van a seguir apareciendo. Aparecerán a través de otros canales, de otras personas. Este es otro momento clave para darnos cuenta de que nuestros miedos siguen ahí y de que nada ni nadie es responsable de ellos, solamente Yo.

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